INICIOS FRANCISCANOS DE LA PARROQUIA


Los franciscanos belgas (O.F.M) llegaron a Chile en octubre de 1907. Comenzaron su obra apostólica en el Norte de Chile para apoyar la obra de los franciscanos chilenos. Los primeros conventos franciscanos belgas se fundaron en La Serena, Copiapó e Iquique. Una de las últimas fundaciones fue la “Fundación franciscana de Ovalle”.

El primer encuentro de los franciscanos con la comunidad de Ovalle se produce en el año 1947 con la llegada del P. Reginaldo Van Daele que presta sus servicios de capellán en el Hospital de Ovalle. El 9 de febrero de 1948 llega el P. Celesto Bastens con la misión de emprender la construcción de un nuevo templo parroquial. Se alojó durante un buen tiempo en la casa del párroco de San Vicente Ferrer, el P. Luis Rodríguez. Luego arrendó una bodega en la calle Benavente 781, para utilizarla como capilla. Posteriormente compró dicho inmueble para construir una vivienda para él y otros franciscanos que habían llegado el 15 de mayo de 1948.

Se realizaron conversaciones con Doña Rosario Villarroel, viuda de Jorquera, para adquirir un terreno entre las calles Pedro Montt, Benavente y Jorquera. Mientras tanto se erigió un santuario de emergencias en la bodega de calle Benavente y se bendijo con el nombre de Capilla de San Antonio.

El día 15 de junio de 1949, los franciscanos adquirieron un terreno de 3.604 metros cuadrados a la sucesión Jorquera. Entre mayo y junio de 1950 se comenzó el cierre del terreno. Luego se organizó el comité “Pro-Fundación Franciscana” que trabajó durante varios años.

En febrero de 1951 se encargó al arquitecto Don Enrique Solanich R. la confección de los planes del convento y del colegio. En 1951 llegó el P. Adelino Thys con el fin de administrar la construcción. El 7 de abril de 1951 se trazaron las medidas y comenzaron las primeras excavaciones para los cimientos. El 4 de mayo de 1952, en presencia de Mons. Alfredo Cifuentes Gómez, arzobispo de La Serena, del alcalde de Ovalle Dn. Marcelo Bachelet Brant y del P. Comisario Rvdo. Polidoro Van Vlierbergue, se colocó la primera piedra de la obra.

El 17 de marzo de 1958 fue firmada entre el arzobispado y la Orden Franciscana, la aceptación y entrega de la nueva parroquia de Ovalle, con el Título de “El Divino Salvador”. El 14 de junio de 1958 fue constituida la nueva parroquia, nombrándose como párroco al P. Celero Baetens. La ceremonia se realizó en el nuevo templo que se encontraba con sus muros sólo hasta media altura. La construcción se terminó el año 1961 y en septiembre de ese año se celebró su bendición. En 1962, el P. Juan José Meyers pintó en la cúpula del templo, un hermoso cuadro de la Transfiguración de Cristo, y otros murales.


PRIMERAS CAPILLAS DE LA PARROQUIA:

En mayo de 1960 se iniciaron los trámites para conseguir un terreno en la Población “El Romeral”. Poco tiempo después con un grupo de laicos se comenzó la construcción de una capilla rústica y en octubre del mismo año dejaron la capilla habilitada bajo la advocación de “San José Obrero”

En 1971 se consiguió un terreno en la Población “La Carmelitana” y el 4 de diciembre del mismo año se comenzó la construcción de la capilla bajo la advocación de la “Virgen del Carmen”. En 1976 se amplió con una sala de reunión donde se realizan diversas actividades.

El 31 de agosto de 1974 se adquirió, un terreno para construir un templo en la Población Limarí. Después de los trámites pertinentes, a finales de 1976 se terminó la construcción de la obra gruesa. En el año 1977 se inauguró la Capilla bajo la advocación de “San Francisco de Asís”.


LLEGADA DE LOS CLERIGOS DE SAN VIATOR:

El sueño de los Padres franciscanos fue construir la parroquia y un colegio adherido a ella. Por razones de personal ésta obra no pudo ser concluida. Esta noble obra fue iniciada para atender las necesidades de niños y jóvenes de pueblos alejados de la ciudad que por razones económicas o de lejanía no podían acceder a una formación cristiana.

Los Padres franciscanos belgas no abandonaron este sueño. Conocían a los viatores y solicitaron su presencia en la ciudad. Pareció un lugar interesante de apostolado para la joven comunidad viatoriana que se insertaba en el país en el año 1957. Por ser una zona fría en lo religioso, la demasiada lejanía que impedía tener reuniones frecuentes con las demás comunidades religiosas viatorianas y la falta de profesores eran dificultades serias para una comunidad que comenzaba. El desafío era inmenso. Sin embargo, la generosidad y juventud de sus religiosos venidos de España, le hacía superar los obstáculos.

El inmueble, además de cuatro salas, constaba de un amplio comedor, cocina y un dormitorio para treinta niños internos. Todo dispuesto, se iniciaron las clases el 4 de marzo de 1963 con los tres primeros Clérigos de San Viator: Hermanos César Elorrieta, Daniel Montalbán e Ignacio Arzamendi. El internado para niños no pudo hacerse realidad, quedando solamente la atención a los alumnos externos y medio pupilos, es decir, los alumnos que viven lejos se podían quedar a almorzar sin costo alguno y además tenían estudio dirigido por un religioso en horario extraescolar. La enseñanza era totalmente gratuita.

Los Hermanos fueron acogidos con mucha alegría por la población, prueba de ello es que las autoridades civiles, el gobernador, el alcalde, y otros, se mostraron muy amables y obsequiosos; honraron con su presencia la mesa de la comunidad el día de su llegada y ofrecieron su colaboración y apoyo, pues iniciaron así uno de los más grandes anhelos: un colegio católico de varones con un sello propio, donde acuden a matricularse lo mismo el hijo del médico, del ingeniero o del gerente que el hijo de la empleada o los que viven en poblaciones de clase media y pobre. El impacto producido por la nueva comunidad viatoriana en la ciudad fue tal que tuvieron que limitar mucho la matrícula para no quitar alumnos de otros centros educativos y suscitar rivalidades desde el primer momento. Al poco tiempo de entrar en funciones, el Ministerio de Educación satisfecho por la excelencia académica y la seriedad en la gestión administrativa, declaró al colegio “Cooperador de la labor Educacional del Estado”, requisito indispensable para recibir la subvención estatal y otros beneficios.

La necesidad de replegarse de sus efectivos religiosos, los padres franciscanos, después de casi treinta y tres años en la ciudad de Ovalle deciden ofrecer la parroquia “El Divino Salvador” a los Clérigos de San Viator, sus vecinos por diecisiete años. Las relaciones entre las dos comunidades siempre fueron excelentes y los encuentros semanales hacían de los religiosos una verdadera fraternidad. Cada comunidad trataba de acoger con más cariño a la otra, cada vez que le tocaba el turno de organizar la convivencia y el compartir. El pueblo los conocía como los “Padres franciscanos de San Viator”.

Después de un proceso de entendimiento entre ambos provinciales, se finiquitan los detalles del traspaso de la Parroquia. Así lo expresa el boletín de la Delegación de aquella época:

“El 19 de noviembre de 1979, en el Seminario San Viator de Puente Alto, se reúnen los Consejos Franciscano y Viatoriano. Aquel venía presidido por el P. Provincial que da plenos poderes al P. Oscar y Consejo para tramitar y finiquitar todos los detalles del traspaso de Parroquia y propiedades…”

“La idea de este Consejo extraordinario sobre la Obra de Ovalle es “Una sola obra con una sola comunidad que la desarrolla en sus aspectos de colegio y parroquia”.

Los Clérigos de San Viator se hacen cargo definitivamente de la Parroquia “El Divino Salvador” el 26 de octubre de 1980 con el consentimiento del Obispo Monseñor Francisco Fresno Larraín, gran amigo de la comunidad. Se nombró párroco al P. Saturnino López y se transformó en la primera parroquia de los Clérigos de San Viator de la Provincia de España. La obra adquiría un sello especial: Parroquia y colegio juntos dieron un matiz muy querido por el Fundador el P. Luis Querbes.

La despedida de los Padres Franciscanos costó lágrimas a la ciudad.

La Parroquia entrega servicio pastoral a un amplio sector de la ciudad, incluidas ocho capillas en diversas poblaciones.

 

PÁRROCOS

1.- P. Celesto Bastens (1956 -1960)

2.- P. Beltrán Coenen (1960 - 1961

3.- P. Juan Van Roy (1961-1963) y 1966-1968)

4.- P. Valeriano Jocsen (1963-1966)

5.- P. Fernando Torweduwe (1968 -1970)

6.- P. Mauricio Delaporte (1970 -1971)

7.- P. Leonardo Braeken (1971 -1976)

8.- P. Franz Vos (1976 – 1980)

9. - P. Saturnino López (1980 – 1987)

10. - P. Saturnino San Martín (1987 – 1992)

11.- P. José Luis Iturriaga (1993 -2003)

12.- P. Raúl Marchant (2004-2019)

13.- P. Gerardo Soto (2019 - )